Él era un chico mirada.
Sí hombre, de esos chicos que cuando entran por la puerta atraen toda la atención sobre ellos, de esos que, con su pelo rebelde y andar chulesco, captura el corazón de todas las cabezas huecas del lugar.
Esa clase de chicos que los padres temen como yerno y las madres no saben qué pensar de ellos. De esos que los demás chicos envidian y las chicas adoran. Y él lo sabía.
Por eso, si he cometido algún error en mi vida, puedo decir sin temor a equivocarme, que fue mirar al chico mirada.
Eso sí, qué bien lo pasamos.
¿Verdad?
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