Se besaron.
En la penumbra de esa habitación mal iluminada, se besaron.
Y él... Creyó morir.
Cuando esos labios besaron los suyos,
supo que jamás la dejaría ir.
Y el beso, duró lo que tenía que durar.
Y sus cuerpos entrelazados
formaron la pintura más perfecta
que jamás nadie pueda pintar.
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Susúrrame tus sueños.