11.5.09

¡Despierta imbecil! La realidad me dio una hostia en la cara.

Mis pasos dejan marcas en la arena, mientras el agua se encarga de borrarlas.
La Luna ilumina el cielo y el mar.
El rumor de las olas adormece mis sentidos, y solo soy capaz de seguir caminando.

El olor a salitre del aire, mezclado con el de la gasolina logra arrancarme vagos recuerdos de citas pasadas, cuando veíamos los barcos zarpar.
Barcos cargados de sueños, decía un poeta.
En nuestro caso, barcos cargados de basura.
Sigo adelante y veo algo flotando en el agua.

Una bolsa de plástico y alguna compresa.

Creo que es hora de volver a casa, la realidad no quiere que escape de ella inventándome paisajes de ensueño.

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