Murmullos en las sombras

Los pasos apresurados dejaban huellas en la acera. El viento frío como la muerte auguraba un final no muy feliz.
La luna se alzaba en lo alto, semiplena, como una enorme De, alargando sombras inverosímiles.
El viento susurraba canciones olvidadas, lamentos desoídos. Las almas perdidas vagaban a la media noche.
Miró atrás, pero nadie la seguía. La niebla cubría sus pensamientos, por lo que caminaba como una autómata. No se dio cuenta cuando llegó al acantilado, pero sí cuando calló al agua. Sus ojos reflejaban la sorpresa de alguien que aún queriendo vivir se encamina hacia su propia muerte.

My heroin.

La música era su droga.

Era la forma de olvidar, de alejarse de todo por un momento, de exaltar los sentimientos, de llorar cuando no le quedaban lágrimas, de gritar, de quedarse sin voz, de transmitir ideas, de levantar conciencias.
Cuando lo conoció, se convirtió en la forma de amar. Los besos y las caricias se acompasaban al ritmo de la música. Su amor era una melodía susurrada al oído, una canción sin sentido cobraba significado gracias a una noche de sexo.

Por eso, ahora, la música también significaba dolor.

I just gave up

A veces pienso en cómo nos amábamos.
Creo que, en todos estos años, tú y yo no hemos follado ni una sola vez.
Tal vez ése fuera el error.
Tal vez tanto hacer el amor acabó desgastándolo.