30.5.12

Cada día en cada casa...

Vuelve a casa a las tantas, y eso si vuelve. Hay veces en las que pasa el fin de semana fuera de casa, alimentándose yo que se de qué, aparentemente sin dinero, sin llamar ni dar señales de vida. Pero el caso es que vuelve. Siempre contenta, con una sonrisa en la cara y algún que otro moratón en el cuerpo.
Y cada día está mas delgada. Ella dice que no, pero yo se que algo esta tomando. Nadie se pasa de viernes a domingo de fiesta sin tomar nada, y yo lo se porque también he sido joven. Por qué si no.
Que se cree que me chupo el dedo... ¡Si la he parido yo! Dios mio, que disgusto de chiquilla.
Y la oigo hablar de raves, de música que es mas ruido que música, de discotecas... O a lo mejor habla de drogas, o ¡vete tu a saber! Con esos nombres, puede ser cualquier cosa. Y todos sabemos lo que hay en las raves...
Con su hermano era mas fácil, ¿sabes? No te preocupas tanto, porque es un chico, y sabes que se cuida solo. Pero con ella... Si le quieren hacer algo se lo hacen. ¿Y si me la violan y luego la matan? Como a la Marta esa, que no saben aun donde está...
Alguna vez huelo su ropa. No se por que lo hago, pero bueno, lo hago. Se que no fuma, pero yo que se, hay tantas drogas por ahí... Nunca la he pillado borracha, ¿sabes? Se que bebe, pero por lo visto nada grave, que va. Alguna mañana está de resaca, que se le nota...  Pero luego se porta bien, ¿sabes? Algún que otro suspenso, a veces me llaman porque no ha ido a clase... pero lo de siempre. ¿Y qué le voy a decir? Si yo eso también lo he hecho. Que también he sido joven.
Yo se lo digo, ¿sabes? Ya comerás arroz cuando seas madre, ya. Y ella dice que no, que no quiere niños, que si salen como ella solo le darán disgustos.

¿Qué le digo yo a eso? Si por mas disgustos que me de es lo mas bonito que tengo.
Decía que era algo mas. Que muy poca gente entendía el alivio que suponía deslizar la cuchilla sobre su piel.
La sangre, al salir, liberaba el dolor de tal forma que era como una droga. Era casi como si cortando su piel pagase por sus pecados y limpiase su alma a los ojos de Dios.
Decía que para ella no era una debilidad, que tras una noche de purga, solo necesitaba apretar los cortes para ser fuerte de nuevo, para enfrentarse a cualquiera.

Y eso es verdad. Nunca vi a nadie luchar como ella. Tendríais que haberla visto, ¡cómo peleaba!
No aguantaba ni una mala palabra, ni una mala mirada. No le importaba sangrar si con eso conseguía que tu sangraras con ella. Aprendía de cada caída. Como si la sangre nueva le diera fuerzas.

Por eso se que no se suicidó. Es imposible que se rindiera. Probablemente después del décimo corte viera realmente a Dios y no pudiera parar.