31.10.09

...

Cogió el estuche de maquillaje y lo vació en la basura.
No lo necesitaría allá donde iba.
Deslizó el vestido negro sobre su piel y se miró al espejo.
Estaba demasiado pálida, como si nunca hubiese sentido el rubor del amor, le habían dicho. Tal vez era cierto.

Terminó de calzarse, se tomó el último analgésico y salió por la puerta. Lo dejaba todo atrás porque no quería nada.
Salió a la calle de una ciudad vacía y gris. Antes tenía color. Quién sabe que había pasado.

-Mierda.

Volvió a subir las escaleras. La finca tenía ascensor, pero ella prefería no usarlo.
Entró en el piso y recogió el libro.
De todas las cosas materiales que había tenido, esta era la única que había conservado.
No podía creer que hubiera estado a punto de dejarlo.

En la calle miró hacia el cielo. Las nubes tenían un color rojizo y violeta.
Muchas veces se quedaba pensando si habría alguien que estuviera viendo lo mismo que ella en esos momentos.
Lo pensaba con melancolía, como si hubiese algo que echara de menos, lo cual era una real estupidez.
Desató la bici mientras las gotas de lluvia comenzaban a chispear. Genial. Adoraba ir en bici mientras llovía.
Respiró profundamente y comenzó a pedalear.
No sabía que podía esperar cuando llegara, pero no le importaba lo más mínimo.
Sólo quería encontrar lo que fuera que faltaba en su vida.

La chica de los ojos tristes volvía a casa.

1 comentario:

  1. En el corazón de todos lo inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche viene una aurorasonriente.

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Susúrrame tus sueños.