18.9.09

Cuando las palabras salieron de su boca ya era tarde.
No lo pensó, simplemente dijo todo lo que la rabia le pedía decir.

Y en ese instante, ella supo que no lloraría.
Porque no merecía la pena.

Nada cambiaría ese momento, ningún perdón borraría las palabras que ya estaban grabadas a fuego en su mente.
Le perdonaría, pero la cicatriz estaría allí, para siempre, recordándole que eran débiles a sus impulsos.

Es extraño cuando solo puedes hacer daño a alguien a quien amas.
Es extraño cuando alguien que te ama sólo te hace daño.

Bastarda.

Lo peor de todo, es que él tenía razón.

Tal vez esa verdad, fuese lo que más le dolía.

2 comentarios:

  1. mencanta eso de que a la personas que amas le aces daño y al contrario.

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  2. La maldad no necesita razones, le basta con un pretexto.

    Goethe

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